Supervisión Clínica
Supervisión y orientación a nivel TÉCNICO, EMOCIONAL Y PERSONAL de profesionales de la salud mental.
Tenemos, para mí, la profesión más bonita que existe, pero también creo que una de las más DESAFIANTES.
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Por todo ello es importante llevar un proceso de supervisión técnico, emocional y personal:
- Para poder ajustar las expectativas y tolerar hasta donde nuestra formación y habilidades nos puedan llevar, que será diferente para cada momento de nuestra trayectoria profesional. Es una falacia la posibilidad de convertirnos en un terapeuta todo poderoso que todo lo sabe y todo lo gestiona y encima desde el primer minuto que nos ponemos delante de un paciente. Pero por otro lado, tenemos que poder tolerar y ajustarnos a lo que todo esto implica.
- Para poder cuidarnos frente a nuestros propios momentos de dolor y desde ahí poder acompañar al de los otros.
- Para poder conocernos muy bien y saber que se está poniendo en juego en los procesos terapéuticos, que es mío y que es del otro y así convertirnos en terapeutas humanos pero responsables.
- Para poder ir conectando con nuestros recursos personales y crear nuestro estilo de terapeuta y terapia propio, hacer nuestra la teoría que nos enseñan y convertirla en una herramienta propia y útil.
- Para poder ajustar las expectativas de la profesión y saber ajustarnos a sus exigencias.
- Para poder crear un proyecto profesional respetuoso con tu autocuidado, con tus valores y con tus necesidades económicas.
- Para que la agenda no nos controle a nosotros sino nosotros a ella. La agenda es un recurso a nuestro servicio, pero para llegar a ese punto, tenemos que tener claras muchas de nuestras prioridades y haber gestionado muchos miedos.
- Para poder gestionar el miedo al fracaso, habiendo definido lo que para cada uno representa su propio fracaso: al abandono, al síndrome del impostor, al dolor o al suicidio de nuestro paciente, etc.
- Y claro, y no menos importante, para poder aprender y adquirir pericia a través de nuestros propios casos. Soltar el tener que afrontar en solitario los retos y dificultades con las que muchos de nuestros pacientes nos traen. Nuestra profesión es solitaria, pero es importante crear red y apoyos, nutrirse de otros es, no sólo estimulante, sino fundamental para que podamos prevenir el burnout y podamos evolucionar hacia la seguridad y satisfacción y no nos quedemos frenados en nuestras propias limitaciones, solo con la exigencia de tener que poder YO SOLO/A
Como psicólogos creo que tenemos el mismo derecho a ofrecernos, como lo hacemos con cualquier ser humano, el permiso de sufrir. Ojalá el mal entendimiento de la profesión no nos quite eso, sino que nos suponga una palanca de motivación y de recursos para poder surfear esos retos y sufrimiento que la vida nos depare, y así podamos acompañar más y mejor a más personas.